Una mujer con comportamiento -según diagnóstico- obsesivo compulsivo, entra por primera vez a un espacio desconocido, una peluquería a la que nunca había ido, rompiendo en un solo impulso toda su rutina, todo su propio globo terráqueo. Allí se encontrará con una peluquera desconocida, y con espectadoras/clientas desconocidas. No sabe exactamente que la impulsó a entrar. Tal vez sólo la regla, la norma, la agenda: “...Es que yo los ocho voy otra peluquería... Y hoy es ocho. Pero es lunes y mi peluquería, ahora los lunes cierra”. O tal vez entró porque hoy su terapeuta la abandonó: “...los lunes a la mañana voy a terapia. Y hoy es de mañana, y es lunes. Pero hoy no me atendió el portero. No sé por qué...”. Tal vez se sintió sola y perdida. Tal vez el miedo la hizo entrar. Tal vez eso explica el largo rato mirándose en el propio reflejo, en la vidriera con el cartel de “cerrado” en la cara, como una escupida; igual que 15 minutos antes en la puerta del edificio de la Licenciada Sorlonga. Demasiado rechazo para un solo día. Se ve que fue más grande el miedo a la soledad que el miedo a lo desconocido. La realidad es que va a entrar. Y allí se encontrará con otras normalidades diferentes, miedos diferentes, mañas diversas, condiciones de pensamientos relativos creídos como absolutos. El riesgo que corre Beatriz, también lo corre la actriz, ya que cada función se encontrará con nuevas personas, nuevas espectadoras/clientas, y eso le otorgará algo de desequilibrio a nuestra estructura dramatúrgica, desestabilidad necesaria en el código de la comicidad profunda. Beatriz se encontrará en cada función con normalidades-anormales o anormalidades normales y descubrirá entonces, que el globo terraqueo se puede dibujar al revés, sin norte ni sur, o en movimiento. Beatríz se irá de esa peluquería no solo con un corte nuevo, sino con la certeza de que la normalidad es una ilusión necesaria, que hay tantas normalidades como seres en el universo. Y que esas normalidades particulares les protegen de algo a cada quien: “Como un ángel de la guarda, pero menos ñoño”- dice. Que son útiles, necesarias, sabias. Entonces Beatriz regresará, tal vez mañana u otro día; “...cuando el viento o el miedo me traigan”.
Dirección y Supervisión Dramatúrgica: Julia Muzio
Actuación: Natalia Aparicio
Asistente Técnica: Carmen Ruíz de los Llanos
Asistente de piso: Juan Lara
Construcción de mecanismo escenográfico: Fernando Arancibia
Voz en off: Marcelo Cioffi
Producción: Teatro Expansivo